Alquilar artículos en lugar de comprar.

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La sostenibilidad y la conciencia medioambiental son dos palabras de moda que están cambiando cada vez más los hábitos de consumo de las personas y han dado lugar a una nueva forma de pensar. Desde hace años, hay un cambio imparable en la cultura de compra en nuestra sociedad.

La generación más joven se aleja cada vez más de la compra tradicional de un artículo y se inclina por el alquiler. Utilizar en lugar de poseer es el lema. Por eso, el alquiler y los portales de alquiler se han impuesto tanto en el mercado. Pero la llamada economía colaborativa no es tan nueva como podría pensarse inicialmente. Ya en la década de los 50′ se formaron cooperativas en la agricultura, por ejemplo, para compartir la costosa maquinaria agrícola y financiar conjuntamente los materiales.

¿De dónde viene la idea de compartir?

La idea que subyace a la economía colaborativa es que rara vez necesitamos muchos bienes de consumo. La mayoría de ellos permanecen sin usar mucho tiempo y, por tanto, cuestan espacio de almacenamiento, mantenimiento y conservación.

Un vestido especial para un evento, una vajilla, una carpa de fiesta para una gran celebración o simplemente herramientas o maquinaria de construcción para un uso a corto plazo, siempre son artículos que terminan en el trastero o en un almacén durante meses o años después de una compra y un uso único. Tal vez incluso terminen en la basura dentro de unos años cuando nos pongamos a hacer limpieza. Esto no es bueno ni para tu cartera ni para el medio ambiente.

No hay prácticamente nada que no se ofrezca en alquiler: remolques de transporte, maquinaria de construcción, herramientas, aseos de obra, escaleras… todo lo que generalmente sólo se necesita durante un corto periodo de tiempo tiene especial sentido alquilarlo. Se ha desarrollado un enorme mercado de intercambio y ya hay proyectos de investigación que abordan el aspecto legal del uso compartido para los clientes finales.