La salud financiera es un estado en el que una persona, empresa o institución financiera mide su bienestar en función del estado de los activos y pasivos monetarios, como la deuda y los ahorros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como «…un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Así, la salud financiera se puede definir como el estado de bienestar financiero de un individuo, empresa o institución.
Medir la salud financiera.
Al igual que los médicos miden la salud física con métricas como la presión arterial o el índice de masa corporal (IMC), nosotros podemos medir nuestra salud financiera con métricas como el puntaje crediticio, la relación deuda-ingreso (DTI) o el patrimonio neto.
Comprender estas métricas y utilizarlas correctamente puede ayudarnos a mantener una buena salud financiera.
La posesión de activos es sólo una de las métricas que se puede utilizar para medir la salud financiera. Los ahorros y el patrimonio neto total de una persona representan los recursos monetarios disponibles para su uso actual o futuro, pero estos pueden verse afectados por las deudas de la tarjeta de crédito, la hipoteca o los préstamos de estudiante. La salud financiera no es estática. Cambia según la liquidez y la riqueza de una persona, así como la fluctuación en el precio de los bienes y servicios.
Un claro ejemplo es el escenario inflacionista actual. Puede que los ingresos y el patrimonio permanezcan estables, pero sube el precio de la gasolina, los alimentos, la hipoteca y las personas en consecuencia pierden poder adquisitivo.
Los signos típicos de una salud financiera sólida son: un flujo constante de ingresos, cambios poco frecuentes en los gastos, altos rendimientos de las inversiones realizadas y un saldo de efectivo que está creciendo y en camino de seguir creciendo.
Activos a tener en cuenta:
- Dinero en la cuenta de ahorros
- Fondo de emergencia
- Planes de jubilación
- Pólizas de seguro
¿Cómo mejorar la salud financiera?
El mejor primer paso para mejorar la salud financiera es realizar un seguimiento de los gastos mediante la creación de un presupuesto. Cuando sabes exactamente cuánto dinero estás gastando, puedes planificar con mayor precisión cuándo es necesario obtener más ingresos o reducir gastos innecesarios.
Una vez que se establece un presupuesto, es posible reservar dinero para crear un fondo de emergencia y reducir o pagar la deuda . A medida que se reduce el apalancamiento, la relación DTI disminuye mientras que el puntaje crediticio aumenta, todo lo cual es bueno para la salud financiera. Con menos deuda, es posible que tengas más ingresos disponibles.
Una vez que todas estas métricas comiencen a mejorar, suma el valor de tus activos (como tus ahorros o el valor neto de la vivienda) y resta el valor de los pasivos de ese número (como préstamos estudiantiles e hipotecas). El resultado es el patrimonio neto. Puedes tomar medidas para mejorar tu patrimonio neto y, a medida que lo hagas, las otras métricas seguramente mejorarán.
Otros consejos útiles.
- Automatiza el pago de tus facturas mediante transferencias automáticas.
- Usa un método de presupuesto como 50/30/20, que dice que debes gastar el 50 % en necesidades y el 30 % en deseos, y ahorrar el 20 % de los ingresos. Ese 20% podría incluir la reducción de la deuda si tienes una deuda con intereses altos.
- Trata de limitar los gastos de vivienda (alquiler o hipoteca) a no más del 40% de los ingresos.
- Dedica el 10-15% de los ingresos a una cuenta de jubilación.