La educación financiera es el arte de saber invertir y gestionar el dinero y la capacidad de tomar las decisiones financieras acertadas. En realidad, es la clave del crecimiento de la economía.
Según las investigaciones, la mayoría de los países africanos no comprenden adecuadamente los conceptos financieros básicos y, por tanto, esta ignorancia ha hecho que su economía pierda productividad y crecimiento. En algunos países en vías de desarrollo los habitantes de las zonas rurales saben poco o nada sobre el sistema financiero organizado y sus servicios, lo que les ha llevado a cometer fraudes financieros y, en consecuencia, a degradar la economía de la nación. Sin embargo, con la exposición a una educación financiera adecuada, pueden tener acceso a los servicios financieros necesarios; ganar más, acumular activos, amortiguar los choques externos y adoptar las transacciones digitales que promueven la modernización de sus países.
Alfabetización financiera y educación financiera.
Para entender cómo funciona el dinero es importante conocer los principios comunes de la alfabetización financiera: la elaboración de presupuestos, las inversiones, los contratos y los modelos de empleo. Por otra parte, la educación financiera nos proporciona el conocimiento y habilidades necesarias para gestionar el dinero con eficacia: presupuestar, ahorrar, pedir préstamos e invertir. Ambos conceptos son indispensables para lograr la estabilidad financiera.
¿Por qué es importante en nuestras vidas la educación financiera?
Te lo explicamos a continuación.
Planificar el futuro.
Para planificar tu futuro, necesitas comprender las diferentes opciones de ahorro que tienes a tu alcance y, sobre todo, cómo pueden afectar a tus objetivos. Por ejemplo, si estás planeando jubilarte algún día, la educación financiera puede ayudarte a entender cuánto dinero necesitarás. Sabrás cómo ahorrar en función de tus ingresos actuales, la inflación y la duración de la jubilación en perspectiva. Entender tus finanzas también puede ser útil para planificar otros objetivos.
Acabar con la acumulación de deudas.
Aprenderás a hacer un presupuesto y a entender cómo se relacionan tus ingresos con tus gastos para evitar acumular deudas en el futuro. En consecuencia, te ayuda a tener una mejor visión de cómo funcionan tus finanzas, y a aprender a vivir sin deudas.
Tomar decisiones inteligentes sobre el dinero.
El tiempo y el dinero son los dos recursos importantes en tu vida. Si puedes mejorar tus habilidades en este terreno, ciertamente podrás llevar una vida plena. Por eso, la educación financiera te ayuda a tomar mejores decisiones con tu dinero. Las decisiones financieras que tomas hoy para ti o para tu organización afectan a tu riqueza futura.
Tomar decisiones informadas sobre el gasto.
Observar los gastos es importante si las finanzas son una preocupación. Los que ahorran dinero se dan cuenta de que el gasto inteligente conduce al ahorro y, por tanto, a la inversión. Un hogar que gasta imprudentemente puede acabar quejándose de la insuficiencia de los fondos obtenidos. Los gobiernos y las empresas que gastan sin control siempre se verán amenazados por el déficit presupuestario.
Aumenta el crecimiento económico de un país.
Para las economías emergentes, los consumidores responsables pueden ayudar a garantizar que el sector financiero contribuya eficazmente al crecimiento económico real y a la reducción de la pobreza. La educación financiera también es crucial para las economías más desarrolladas, pues ayuda a que los consumidores ahorren lo suficiente como para proporcionar unos ingresos adecuados en la jubilación, evitando al mismo tiempo los altos niveles de endeudamiento que podrían dar lugar a la quiebra y a las ejecuciones hipotecarias.
Prepara a los jóvenes para la vida adulta.
Debido a los avances tecnológicos, es probable que las generaciones más jóvenes utilicen los servicios financieros para realizar una amplia gama de actividades a lo largo de su vida. También es posible que tengan que soportar más riesgos financieros en la edad adulta que sus padres. Muchos de ellos tendrán que ser responsables de la planificación de sus propios ahorros e inversiones para la jubilación y de la cobertura de sus necesidades sanitarias. A su vez se prevé que traten con productos y servicios financieros cada vez más sofisticados e innovadores.